S
at-chit-ananda, ser consciencia-beatitud es, en efecto, un estado de felicidad que, no obstante, sigue siendo un estado sujeto al tiempo espacio.
Es decir, está siendo sostenido o presenciado por alguien mientras haya un cuerpo a disposición de la consciencia única.
La llamada Realización, en consecuencia, no tiene nada que ver con la consciencia por muy única o universal que sea.
Se parece más bien a un estado neutro sin cualidad ni forma, un estado de no mente, donde la supuesta individualidad es permanentemente cero o nada.
Por tanto, si la pregunta es ¿hay una realidad superior a la consciencia?, el vedanta Advaita contesta afirmativamente; más allá de la consciencia está Parabrahman, lo Absoluto.
Pero como lo absoluto está más allá de toda experiencia, no puede ser concebido ni explicado por la mente; lo absoluto no puede ser experimentado.
No es un asunto objetivo. Toda manifestación, todo funcionamiento, toda presenciación, sólo puede tener lugar en la dualidad.
Bien es cierto que sujeto y objeto aunque parecen ser dos, no son dos; son las dos puntas de la misma cosa. O como diría el esoterismo chino; “El Tao del que puede hablarse no es el verdadero Tao”.
Para solventar tal problema conceptual, el Advaita distingue entre consciencia y presenciación.
La consciencia pertenece al mundo de la dualidad y, por tanto, del ego programa.
Toda aspiración a la autoconsciencia no es más que una modalidad refinada del deseo de obtener algo y, por tanto, es una artimaña sutil del ego programa.
La consciencia es, en última instancia, consciencia de la dualidad, mientras que en la presenciación no hay ninguna dualidad.
Por contra, cuando la mente o “ego” está ausente, se produce la Presenciación.
Se trata de un estado de no-dualidad en el que no hay nadie que sea consciente. Es el estado original antes de la aparición de la consciencia.
Dicho esto, el vedantín avezado sabe que por mucho que afilemos los conceptos, éstos no pueden dar de sí lo suficiente como para definir claramente el asunto de que se habla.
En rigor el concepto “Presenciación” no deja de ser una concesión pedagógica para facilitar la comprensión de algo imposible de experimentar y que no refleja, ni de lejos, la Naturaleza real del Ser.
De hecho, más que “Presencia”, nuestra auténtica Realidad vendría definida más rigurosamente como “Ausencia” en el bien entendido que esa Nada no es inerte.
Sobre el Autor
R.Malak, (Rodolfo Aravena Fernández). En paralelo con vivir en este mundo, en familia y en sociedad –entregado al servicio público – ha dedicado su vida a desplegar modos que ayuden al aspirante en su búsqueda de la verdad y la libertad de Si mismo. “La felicidad es un hecho que a todos nos pertenece”.
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